Saturday, March 3, 2012

¿Qué es lo que se escurre entre los dedos?

¿Qué es lo que se escurre entre los dedos?
¿Será la vida en mi cuerpo, mi humilde servidor?
¿Y cual es el motivo de la existencia, la verdadera esencia?
¿Percibir este mundo, sentir, desear salud, enfermar, ansiar y sufrir?
¿Y cómo trascender estas condiciones?
¿Realizando este viaje con alma y cuerpo?
¿Así débil y fuerte, abatido y vigoroso, desnudo y misterioso,
lejano y cercano a la verdadera esencia?
¿Y hasta cuándo esta senda durará?
¿Y hasta cuánto arderá la llama en el hogar?
¿Será que el alma contempla indiferente y memoriza
lo abstracto del pensamiento, sin aferrarse ni al placer ni al dolor?
¿Será que es posible alcanzar la Bienaventuranza,
acá sobre la amada Madre Tierra?
¿Existe ese ensueño, sin cuerpo ni mente,
esa intuición y arte del pensamiento creativo,
el desarraigo de lo ya sabido,
el rencuentro en las siempre nuevas dimensiones?
¿Existe la entrega del amor sin interés,
la renuncia a la fortuna, a la posición y al poder?
¿Se pueden obviar los rostros pálidos y magros, las mejillas rosas y la belleza efímera?
¿Dónde se van las lágrimas que no son fieles testigos de las víctimas ciegas del sufrimiento?
¿Y entonces qué es lo que busca esta dimensión impermanente?
¿Existe la sabiduría de la incertidumbre?
¿Qué reside en el desapego que lleva el Amor por constante compañero?
¿Donde se encuentra la pasión sin apego?
¿Qué es la libertad de la prisión del pasado?
¿Es posible tomar conciencia de las necesidades
y consumir los actos compulsivos que rebasan de condicionamientos muertos el ánfora del
ego?
Y quién es nuestro único acompañante de viaje
por los caminos de la vida si no el Amor sin condiciones?
¿Nuestra vocación por la bondad?
¿Es por eso que debemos rencarnar eternamente en este mundo?
¿Para regar y beber de la abundante gracia en la fuente del amor?
¿O para sentir la fragancia del vino y ser adicto a sus encantos?
¿Miento si digo que no extraño la satisfacción de un beso en la boca?
¿Qué es lo que encuentro en esos placeres a los que me entrego con vehemencia?
¿Existe el milagro de lo desconocido?
¿Es acaso infinito el campo de las posibilidades?
¿Es por eso que no encontramos fácilmente la puerta?
¿Es por temor al intelecto compulsivo?
¿Qué nos impide ser uno con el Bien Amado?
¿Cómo liberarse del yugo de mil egos?
¿En el servicio y la renuncia?
¿Entregándose a la mente creativa?
¿Qué dirige la orquesta y danza en el universo?
¿A qué debo renunciar para gozar en los brazos del Bien Amado?
¿A la esperanza de mi salvación personal?
¿Dónde no hay dolor e incertidumbre?
¿Es el mundo del amor que me mantiene verdadero conmigo mismo?
¿Come el ego de los frutos dulces y amargos en el árbol de la vida,
mientras que el alma observa indiferente y en silencio?
¿Qué es esto que se escurre entre los dedos?
¿Es la vida en mi cuerpo, mi humilde servidor?
¿Y cual es el motivo de la existencia, de la verdadera esencia?
¿Será la eterna trascendencia de sí mismo?

Madhava Mario García Antelo

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